La idea central del diseñador Jordi Galí fue reflejar la diversidad étnica de este barrio marginal (cuna de mestizaje y modernidad de la ciudad). Para tal objetivo jugó con la mezcla de materiales, texturas, colores, estilos y referencias, combinando sillas negras tipo Luis XVI con otras blancas contemporáneas de Moroso o Magis, mesas de patas torneadas, “Pig Table” de Front, lámparas de pie en forma de caballo, lámparas enormes con pantallas estampadas, paredes revestidas en almohadillados de piel y losetas de poliéster estampado (estos revestimintos le confieren un aire morvido y blando), sofá capitoné fucsia excavado en el volumen central (el capitoné y el fucsia le imprimen una sofisticada y moderna elegancia). Es un espacio sofisticado y elitista, que despierta sentimientos ambivalentes.
De día tiene una iluminación natural mediante grandes ventanales. Las cortinas troqueladas separan el adentro del afuera, permitiendo observar casi sin ser visto. De noche se ilumina con enormes lámparas de pantallas estampadas dispuestas sobre las mesas y lámparas colgantes para generar un ambiente mas íntimo que contrasta con la idea urbana y cosmopolita conferida por los bancos corridos que siguen la línea del perímetro oval de la fachada y la disposición de mesas colectivas.
Todos estos elementos se encuentran bajo un techo de cilindros colgantes de goma espuma blanca, lo cual baja el cielorraso, generando un ambiente ameno, soft y a su vez protector.